La escuela como sistema organizacional “es una estrategia administrativa que se enfoca en mejorar la efectividad de la organización escolar, reforzando sus estrategias, estructuras y procesos” (Castillo, 2010, p. 47). Entre sus ventajas se encuentran:
(1) que funciona efectivamente en sistemas jerárquicos rígidos, (2) tiene un intento deliberado de cambio personal en una organización, o de la organización en sí misma, para lograr sus objetivos, (3) mejora la comunicación entre grupos y (4) cubre a la organización completa; ya que diagnostica y busca solución a los problemas. Entre sus desventajas están: (1) que sus resultados son a largo plazo y (2) surgen numerosas cuestiones debatibles y problemas que no han sido resueltos.
Las gestiones institucionales transparentes y participativas se basan en una cultura de apego a la legalidad de las autoridades públicas en el manejo de recursos y toma de decisiones, con el ejercicio de la transparencia y la rendición de cuentas y la garantía de opciones de participación activa de la ciudadanía. La transparencia debe estar presente en la gestión pública para asegurar a la ciudadanía la claridad y la probidad en el manejo y uso de los fondos públicos y en la toma de decisiones. Para ello, se debe garantizar el acceso a la información por medio de políticas, mecanismos y estrategias establecidos en los sistemas de administración pública.
Actualmente, los equipos directivos asumen el reto de conducir una institución sólo desde un conocimiento pedagógico, (Shulman, 1989) sin contar con la especialización que implica una gestión como dirección escolar. La gestión institucional requiere de un proceso de coordinación que organice las estructuras y espacios de diálogo para alcanzar los ejes estratégicos de trabajo planteados en la normativa vigente de convivencia escolar. Por tanto, un desafío para los directivos es lograr mantener la importancia de la reflexión y diálogo en la gestión institucional.
El compromiso organizacional se refiere al grado de identificación y pertenencia que un individuo tiene con la empresa. La relación entre empresa y empleado es crucial para que todo funcione correctamente, por lo que una de las tareas más importantes de la empresa es la gestión del compromiso. Se pueden distinguir tres tipos de empleados en función de su compromiso con la organización:
Son aquellos empleados muy comprometidos con la empresa debido a la grata experiencia laboral.
No están tan comprometidos con la organización pero podrían llegar a estarlo si su experiencia laboral mejora.
No están comprometidos con la organización. Comprometerlos con la empresa sólo será posible si se llevan a cabo grandes actuaciones.
Llevar a la práctica una gestión de la conducta organizacional responsable incluye el abordaje de riesgos que van más allá del complance, tales como los vinculados con la posible existencia de ciertos desvíos en los comportamientos de las personas que forman parte de las organizaciones. Actualmente se espera que las organizaciones se conduzcan de manera ética y transparente, respeten los intereses de y respondan a sus partes interesadas, respeten los derechos humanos y laborales y procuren el bienestar de sus trabajadores, preserven el ambiente, promuevan el crecimiento inclusivo, el desarrollo equitativo y la diversidad, y proporcionen bienes y servicios sostenibles.
Las organizaciones horizontales tienen relativamente pocos niveles de dirección. A veces, incluso uno solo. A diferencia de las estructuras altas, comunes en muchas empresas, las estructuras horizontales tienen una corta cadena de mando y un amplio abanico de control de gestión. En una estructura horizontal, la mayoría de los empleados informan a un administrador único. Debido a la reducción del número de capas de gestión, las pequeñas organizaciones sacan el máximo provecho de las estructuras horizontales. Una estructura horizontal gira en torno al personal cualificado y competente. Contar con grupos de trabajo capaces y completamente comprometidos deriva en trabajadores más felices y una menor rotación. Cuando los empleados son más responsables de las operaciones, toman como orgullo personal el éxito de la empresa.
El liderazgo ha sido conceptualizado de muchas maneras. Tomando como referencia a Leithwood, Day, Sammons y Hopkins (2006) el liderazgo se caracteriza por fijar un “norte” para la organización, y tener la capacidad de movilizarla en esa direccióni.Al agregar la palabra “educativo” se complementa la definición anterior para decir que el liderazgo educativo es la capacidad de influir, o más concretamente, como la labor de dotar de un sentido común a la organización escolar e influir en el comportamiento de ella (Leithwood et al., 2006). Robinson (2009) afirma: “el liderazgo educativo es aquel que influye en otros para hacer cosas que se espera mejorarán los resultados de aprendizaje de los estudiantes” (Robinson, Hohepa, y Lloyd, 2009, p.70)Ello supone conformar un modelo organizacional capaz de fundamentar, diseñar e implementar acciones que fortalezcan el rol del líder escolar a partir de la investigación, innovación y la experiencia práctica en escuelas y liceos del país.